Comprendiendo el desperdicio alimentario
Definición y alcance del desperdicio alimentario
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Definición y alcance del desperdicio alimentario
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¿Sabías que en nuestras cocinas, escuelas y comunidades se esconden grandes oportunidades para transformar el mundo? Lo que muchos consideran “basura” en realidad puede convertirse en un recurso valioso. Hablar de desperdicio alimentario no es solo entender un problema, sino también descubrir una puerta abierta a la creatividad, la sostenibilidad y el cambio. Pero comencemos por definir el problema.
El desperdicio alimentario se refiere a la pérdida o descarte de alimentos que son aptos para el consumo humano en cualquier etapa de la cadena de producción, distribución y consumo. Esto incluye alimentos que se desechan en granjas, durante el procesamiento y envasado, en tiendas y supermercados, en restaurantes y hogares.
Pero no todo el desperdicio alimentario es igual, antes de seguir es importante que podamos distinguir entre desperdicio y sobras:
Desperdicio alimentario: Se refiere a alimentos que se descartan antes de ser consumidos debido a diversos motivos, como la sobreproducción, la falta de demanda, la mala gestión de inventarios, la expiración de fechas de caducidad, los estándares de calidad estéticos excesivamente altos, entre otros. Este tipo de desperdicio puede ocurrir en cualquier etapa de la cadena de suministro y es a menudo involuntario, pero excluye, el nivel minorista, y no vuelve a ingresar en ninguna otra utilización productiva, como como alimento o semilla.
Residuo orgánico: se refiere a los restos de origen biológico generados durante la preparación y el consumo de alimentos, como cáscaras de frutas, pieles de verduras, hojas externas descartadas, huesos, restos de café o té, y otros desechos no consumidos. Estos residuos, aunque no sean aptos para el consumo directo, pueden revalorizarse mediante compostaje, biofertilizantes o incluso aplicaciones en biotecnología y materiales sostenibles.
Sobras: Son los alimentos que no se consumen en una comida y quedan después de haber sido servidos. Estos pueden ser guardados para ser consumidos en otra ocasión o incorporados en la elaboración de comidas de aprovechamiento, como las croquetas, los canelones, macedonias, zumos, pastas...
El desperdicio alimentario es un problema significativo tanto a nivel global como local, con profundas implicaciones ambientales, sociales y económicas.
Aproximadamente un tercio de todos los alimentos producidos en el mundo se pierde o se desperdicia, lo que equivale a cerca de 1.3 mil millones de toneladas anuales según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO.