Transformando Residuos en Vida: Aventura de Compostaje en el Florida Lab
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Siguiendo el ejemplo de la practica que encontramos en el blog de Compostando ciencia, los pequeños exploradores del laboratorio de ciencia Florida Lab, se embarcaron en una emocionante aventura para descubrir cómo transformar los residuos alimentarios en algo maravilloso para las plantas. ¡Así fue nuestra jornada de compostaje!
Para dar contexto, vimos juntos el video de FoodShift Pathways sobre food waste. Los niños se sorprendieron al aprender cuánto se desperdicia en el mundo y cómo algo tan sencillo como el compostaje puede marcar la diferencia. Este momento nos preparó para poner manos a la obra.
Realizamos ejercicios interactivos para identificar qué es compostable y qué no. Con mucha curiosidad, los niños aprendieron a dividir los elementos compostables en dos grupos:
Los que dan energía: restos de frutas y verduras.
Los que nutren el suelo: hojas secas, papel y cartón.
Juntos creamos un mural con recortes, representando los ingredientes del compost. Fue un momento creativo que nos ayudó a fijar lo aprendido.
En equipo, visitamos un restaurante local que, previamente avisado, había separado residuos orgánicos para nuestro taller. Los niños estaban emocionados con sus guantes puestos, recolectando restos de comida. Cada pedacito se convirtió en un pequeño tesoro listo para ser transformado.
Usamos botellas recicladas de agua de 8 litros como compostadoras. Los niños añadieron capas siguiendo el "pastel del compost":
Tierra.
Residuos “verdes” (frutas y verduras).
Residuos “marrones” (papel, hojas secas y cartón).
Una capa de aserrín en la parte superior, para evitar visitantes no deseados.
Todos participaron y, aprendiendo sobre el equilibrio entre carbono y nitrógeno para que el compost funcione.
Cada semana, los niños revisaron la humedad y la temperatura del compost utilizando el P-Bit de powar steam. Observaron cómo los restos cambiaban de color, textura y olor, mientras hablábamos de los microorganismos que trabajan en la descomposición. Aprendieron que el compost "caliente" es señal de que los "héroes invisibles" están haciendo su trabajo. A la par rellenaron su bitacora semanal.
Una vez listo el compost, llegó el momento de transformar las botellas en macetas decoradas por ellos mismos. Luego, con tierra y compost, sembraron lechugas. Fue emocionante ver sus caras al imaginar que pronto las plantas crecerán, gracias al esfuerzo de todo el grupo.
Cada niño compartió lo que más le gustó de la experiencia y lo que aprendió sobre el compostaje. Algunos dijeron que se sintieron como magos convirtiendo restos de comida en tierra fértil, y otros estaban orgullosos de cuidar el planeta. Finalizamos con un mural colectivo lleno de dibujos y mensajes inspiradores para que otros también se animen a compostar.
Esta experiencia en el Florida Lab fue mucho más que un taller: fue una oportunidad para que los pequeños se conectaran con la naturaleza, aprendieran sobre sostenibilidad y descubrieran cómo algo tan cotidiano como los residuos alimentarios puede transformarse en vida.